José Vasconcelos



(Oaxaca, 1882 - Ciudad de México, 1959) Político, pensador y escritor mexicano. Fue el fundador del Ministerio de Educación en su país, desde el cual desarrolló una fecunda y extraordinaria labor, lo que le mereció el sobrenombre de El maestro de la juventud de América.

Licenciado en derecho por la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1907, presidió en 1909 el Ateneo de la Juventud, del que fue fundador. Fue partidario de la Revolución Mexicana desde sus inicios, ya que participó en el movimiento maderista como uno de los cuatro secretarios del Centro Antirreeleccionista de México. Fue designado codirector del periódico El Antirreeleccionista por Félix F. Palavicini.

En la insurrección de 1910-11 fue secretario y sustituto de Francisco Vázquez Gómez, agente confidencial de Madero en Washington, y fundador del Partido Constitucionalista Progresista. Después del golpe de Estado de Victoriano Huerta, Venustiano Carranza lo designó agente confidencial ante los gobiernos de Inglaterra y Francia, para tratar de evitar que éstos otorgaran ayuda financiera al dictador.

En 1914 fue nombrado director de la Escuela Nacional Preparatoria. Huyó luego a Estados Unidos, ya que Venustiano Carranza pretendió arrestarlo por pecar de crítico. A su regreso asistió a la Convención de Aguascalientes y desempeñó el cargo de secretario de Instrucción Pública durante dos meses en el gabinete de Eulalio Guzmán.

En 1915 se exilió en Estados Unidos. En 1920 se entrevistó con Álvaro Obregón y ofreció su apoyo al Plan de Agua Prieta, que pretendía destituir de la presidencia de la república a Venustiano Carranza, y así consolidar la candidatura presidencial del general Álvaro Obregón. Adolfo de la Huerta lo designó jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes. En este cargo impuso a la Universidad Nacional el actual escudo y el lema "Por mi raza hablará el espíritu".

Continuó en el cargo bajo la presidencia de Álvaro Obregón, quién lo designó titular de la Secretaría de Educación Pública al crearse esta dependencia. Desde este puesto impuso la educación popular, trajo a México educadores y artistas destacados, creó numerosas bibliotecas populares y los departamentos de Bellas Artes, Escolar y de Bibliotecas y Archivos; reorganizó la Biblioteca Nacional, dirigió un programa de publicación masiva de autores clásicos, fundó la revista El Maestro, promovió la escuela y las misiones rurales y propició la celebración de la primera Exposición del Libro. Durante su gestión se encargaron murales para decorar distintos edificios públicos a los pintores JoséClemente Orozco y Diego Rivera, aunque algunos han afirmado que dichos murales tuvieron que vencer la tenaz resistencia del ministro Vasconcelos, a cuyo entender Orozco hacía "horribles caricaturas".

Después de la firma de los Tratados de Bucareli condenó el asesinato del senador Field Jurado y renunció a su puesto en la SEP. Fue candidato al gobierno de Oaxaca pero fue derrotado y optó por el exilio. En París y Madrid publicó la primera época de la revista La Antorcha (1924-25). A su regreso a México fue candidato a la Presidencia de la República por el Partido Nacional Antirreeleccionista.
Al anunciarse el triunfo del candidato oficial Pascual Ortiz Rubio, los antirreeleccionistas denunciaron el fraude electoral y Vasconcelos proclamó en Sonora el Plan de Guaymas, llamando sin éxito a un levantamiento armado. Encarcelado después de promulgar su plan, se autodesignó "única autoridad legítima" y desconoció a las autoridades federales, estatales y municipales que "burlan el voto público desde hace treinta años". Ya liberado se exilió en París, donde volvió a publicar La Antorcha. A su regreso desempeñó la dirección de la Biblioteca Nacional durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-1946).

La obra de José Vasconcelos
Su abundante obra literaria ha sido clasificada en cinco apartados fundamentales. En filosofía, influido sin duda por los escritos de Schopenhauer, al que tenía en gran estima, se convirtió en el adalid de la lucha contra el positivismo y el utilitarismo, que tan gran predicamento habían alcanzado en América por aquel entonces.

En el ámbito filosófico, pueden mencionarse libros como Pitágoras, una teoría del ritmo (1916), El monismo estético (1918) o Lógica Orgánica (1945), que organizan un sistema fundamentado en el juicio estético, donde la belleza se convierte en una forma superior de la realidad y el método sintético de la música pone de relieve lo universal concreto; él mismo afirmó que su doctrina filosófica era "un monismo basado en la estética".

Para Vasconcelos, la tarea de la filosofía consiste en coordinar todas las esferas del ser y todas las facultades del yo, para conseguir una suprema unidad, que ya no es el Logos, sino Armonía. El verdadero conocimiento se obtendría mediante una síntesis que coordinara elementos y modos de aprehensión emocionales, intelectivos y místicos. Cualquier distinción entre objeto y sujeto es sólo fenoménica. La verdad se alcanzaría en el juicio estético, por la vía de la belleza y de la armonía.

En segundo lugar, en las obras de sociología y pedagogía, como La raza cósmica (1925) y Bolivarismo y Monroísmo (1934), pone de relieve una concepción antropológica e histórica que postula la formación en Latinoamérica de una raza futura, que acabará imponiendo la forma superior de vida nacida e influida por su temperamento estético, contraponiéndola a la de la América anglosajona. La raza cósmica, ensayo sobre la identidad americana, incluye controvertidas ideas sobre la superioridad racial.

Un tercer y fructífero campo es el del ensayo y su dilatada labor como periodista: Gabino Barreda y las ideas contemporáneas (1910) o Prometeo vencedor(1920). En este apartado puede incluirse una abundantísima obra periodística, que abarca e incide en todas las vertientes de la actualidad y la cultura.
Otra faceta destacada de su actividad intelectual tuvo como escenario los trabajos históricos, como suBreve historia de México (1937) o Hernán Cortés, creador de la nacionalidad (1941). Dedicó volúmenes biográficos a Simón Bolívar y Evaristo Madero.

Es en sus memorias donde se encuentra un mayor vigor literario, y es gracias a ellas que permaneció como una presencia viva en las letras mexicanas después de su muerte. En éstas se involucran experiencias personales, acuciosas reflexiones conceptuales y la conciencia de haber vivido en una etapa histórica que incluyó la caída de un añejo régimen, la lucha armada de la fuerzas revolucionarias, la consolidación de las instituciones nacionales y la decepción provocada por los sucesivos gobiernos. El ciclo se inicia con Ulises criollo(1935), prosigue con La tormenta (1936), avanza conEl desastre (1938) y culmina con El proconsulado(1939): los cuatro tomos se consideran un modelo del género. El postrer volumen de su obra autobiográfica, titulado La flama, apareció póstumamente (1959). Vasconcelos podría ser considerado un gran historiador si hubiera sido capaz de desprenderse de su pasión incontenible en algún momento.
Autor de una reducida producción dramática, ésta se considera la parte menos relevante de su obra, y sus piezas rara vez se escenifican por carecer de un auténtico sentido del dinamismo teatral. Quizás la más interesante de ellas sea Los robachicos (1946). Tampoco tiene gran peso su obra de ficción, de la que está ausente la auténtica literatura. No carecen de encanto, sin embargo, trabajos como La sonata mágica (1933) y El viento de Bagdad (1945).

Su ideario político
En su ideario político, inspirado en un regeneracionismo romántico antiimperialista, la Revolución sólo cabe como (en palabras de Joaquín Cárdenas Noriega) "hombría de bien y progreso, justicia social y dignidad humana, libre de personalismos y de charlatanería demagógica." Por ello desconfía tanto de las clases bajas como de las altas y considera que sólo la dirección política de las clases medias puede dar continuidad y estabilizar el proceso revolucionario.

Así afirma: "Pertenecía Manuel Rivas, lo mismo que yo, a la clase media profesional que inventa, posee y administra los tesoros de la cultura en todas las latitudes. Verdadera aristocracia del espíritu. Se halla esta clase colocada entre la rudeza y la incompetencia de los de abajo y la corrupción, el estulto egoísmo de los de arriba. Desventurado el pueblo en que la clase nuestra no domina, no impone la orientación y el sistema. Destruir la clase cultivada, echándole encima al indio que por sí solo no logrará sino acomodarse a ser paria en la Texas grande que será todo México, he allí uno de los propósitos del Plan Pocho Imperialista, y lo han estado cumpliendo metódicamente."

Este programa de regeneración de la Patria, y de América entera, tiene en la defensa de la verdad, aun a costa del sacrificio de la vida, el destierro o la cárcel, el norte que guía, en sus propias palabras, su acción profética: "Proclamar la verdad a la faz de los que apoyan su dominación en la mentira, es función del profeta, más aún que la del héroe. ¡Malhaya el que busca complacer al malvado en vez de denunciarlo! ¡Dichoso quien ve hundirse su barca en mares de traición y de cobardía, y no desiste de condenar la injusticia, el error, el engaño! ... Lanzada a la brega, la verdad no puede ser serena, debe ser agitada como la tempestad y luminosa como el relámpago, firme como el rayo que derriba las torres de la soberbia del mundo."

El gran admirador de la España colonizadora y de Hernán Cortés, y gran flagelador de lo que considera vicios de su país, con propósitos regeneradores paralelos a los de la generación española del 98, no se mordía nunca la lengua, como no se la mordía el español Miguel de Unamuno: uno y otro eran filósofos, individualistas, donquijotescos y geniales.

El ilustre pensador mexicano puso de relieve las alternativas que, a su entender, puede plantearse el continente en su ensayo ¿Qué es el comunismo?(1937), donde acaba, sin embargo, confesando públicamente su fe católica aun sin renunciar a sus primeras influencias intelectuales y sin que le escandalicen, en la campaña que realiza contra el imperialismo occidental cuando la Segunda Guerra Mundial está en sus inicios (1939-1940), las coincidencias que en su pensamiento pueden encontrarse con las tesis marxistas-leninistas.

Carmen Serdán


(María del Carmen Serdán Alatriste; Puebla de Zaragoza, 1875 - 1948) Heroína de la Revolución Mexicana de 1910 entre cuyas cualidades se destaca la fortaleza y tenacidad de su carácter y su brío y valor en la lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz. Junto a su hermano Aquiles, que lideraba el alzamiento en Puebla, participó en el primer enfrentamiento armado de la Revolución.




Carmen Serdán



Hija de Manuel Serdán y Carmen Alatriste, su madre contaba entre sus ancestros con un ilustre general, el liberal Miguel Cástulo Alatriste, bisabuelo de la pequeña Carmen. Tras las primeras letras, recibió una cuidada educación en el Colegio Teresiano. La prematura pérdida del padre cuando contaba siete años de edad forjó el fuerte carácter de Carmen, que tuvo pronto que asumir responsabilidades familiares y ocuparse de sus hermanos menores, Natalia, Aquiles y Máximo.

En el marco del ocaso de la dictadura porfirista, los hermanos Serdán abrazaron la causa anti-reeleccionista que lideraba Francisco I. Madero. En 1909 Aquiles Serdán fue elegido presidente de la sección de Puebla del Partido Nacional Antirreleccionista. Como tal estaba en el punto de mira de las autoridades, a las que había logrado eludir gracias a sus tretas y la ayuda de Carmen, quien por otra parte se ocupaba de las labores de propaganda y de la compra y distribución de armas y explosivos entre los seguidores de la causa, tareas que desempeñaba con el pseudónimo de Marcos Serrato. Con ese mismo alias colaboró en la publicación clandestina No-reelección.

Entretanto, su radical oposición a la dictadura de Porfirio Díaz había llevado a Francisco I. Madero a la cárcel (1910). Madero huyó a Texas y organizó desde allí la Revolución. Carmen y Aquiles Serdán se dirigieron a Texas para recibir instrucciones; por el camino tuvieron noticia del Plan de San Luis, llamamiento que Madero dirigía al pueblo mexicano para que se levantase en armas a las seis de la tarde del domingo 20 de noviembre. Madero encargó a Aquiles Serdán preparar el alzamiento revolucionario en Puebla.

José Guadalupe Posada


(Aguascalientes, 1852 - ciudad de México, 1913) Pintor y caricaturista mexicano, famoso por sus litografías de escenas de muerte y estampas populares y caricaturas sociales, inspiradas en el folclore. Figura destacada del panorama artístico mexicano, José Guadalupe Posada desempeñó en él tan notoria influencia que su papel podría equipararse a la trayectoria del famoso douanierfrancés, Henri Rousseau, y a su impacto en la evolución del arte europeo de principios del siglo XX; en efecto, la revelación de la obra de Posada confirma su gran predicamento estético y da fe de su empeño en realizar un arte propiamente mexicano.

Poseía un talento natural para el grabado, y no sin haberse visto obligado a superar una empecinada oposición familiar, su padre le permitió ingresar, a los dieciséis años, en el taller profesional de Trinidad Pedroso, reputado maestro de quien aprendió los principios, métodos y secretos del arte litográfico. En estos primeros años de aprendizaje, el joven Posada manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante; y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El jicote (1871), cuando el artista acababa de cumplir los diecinueve años.

Influido por su familia, que seguía mirando con malos ojos su actividad un tanto bohemia y estaba empeñada en conseguirle una ocupación más segura, José Guadalupe ganó una plaza de maestro de litografía en la Escuela Preparatoria de León. A esta ciudad del estado de Guanajuato se había trasladado, en compañía de su maestro, en 1871. Fue profesor durante cinco años, aunque compartió la actividad didáctica con lo que le gustaba en realidad: la litografía comercial -textos de anuncios y carteles- y la estampación de imágenes religiosas.

Las graves inundaciones que asolaron León en 1888 le obligaron a trasladarse a Ciudad de México, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas editoriales, entre ellas la de Irineo Paz. Allí elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria IlustradaRevista de MéxicoEl AhuizoteNuevo SigloGil BlasEl hijo del Ahuizote, etcétera. Su nombre cobró una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la exitosa utilización de planchas de cinc, plomo o acero en sus grabados.
A partir de 1890, sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones, de carácter nacionalista y popular, del impresor Antonio Venegas Arroyo: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cancioneros, leyendas, cuentos y almanaques, destacando La Gaceta Callejera y las hojas sueltas que incluían imágenes e información resumida de carácter diverso sobre "acontecimientos de sensación".

Revolución, de José Guadalupe Posada
Las ideas de Posada eran de clara índole progresista y, al servicio de éstas, dibujó caricaturas y bocetos satíricos consagrados, en general, a elaborar una crónica de la vida mexicana de la época o a poner de relieve los sufrimientos de su pueblo bajo el yugo de los grandes terratenientes. Las sátiras de los políticos más influyentes de la época le costaron la cárcel en más de una ocasión. El gran número de encargos que se amontonaban en su taller le obligó a crear una técnica nueva, el grabado al ácido en relieve, mucho más rápida.
Su extensa producción gráfica, estimada en más de veinte mil grabados, realizados en litografía o planchas de metal, podría clasificarse como expresionista, puesto que recrea con extraordinaria imaginación, gran sentido humorístico y profunda capacidad crítica las lacras, miserias y prejuicios de la realidad social y política de su época.

Su obra abarca múltiples temas, entre los que cabría destacar las célebres "calaveras" o imágenes de ultratumba; los "desastres", que comprenden catástrofes de tipo natural (inundaciones, epidemias, sucesos astronómicos, nacimientos de seres monstruosos), accidentes, hechos sobrenaturales, crímenes y suicidios; los "ejemplos" o lecciones morales que pueden extraerse ante la perversidad y bestialidad humanas; sucesos sociales y políticos, donde sobresalen las viñetas referidas a las ejecuciones y los "corridos" revolucionarios; los milagros religiosos; la serie denominada Don Chepito, que narra las desventuras de un solterón ridículo, una especie de antihéroe; así como las imágenes captadas de la vida cotidiana con inigualable precisión e intención certera.

El jarabe en ultratumba
Posada fue considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez. En 1933, veinte años después de su muerte, fue redescubierto por el pintor Jean Charlot, quien editó sus planchas y reveló la influencia de Posada sobre artistas de las posteriores generaciones. Gran dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posadas murió, tan pobre como había nacido, en Ciudad de México, en 1913. Sus restos, que nadie reclamó, fueron sepultados en una fosa común.

Álvaro Obregón


(Siquisava, Sonora, 1880 - San Ángel, México, 1928) Revolucionario mexicano que alcanzó la presidencia de la República. Al general Álvaro Obregón corresponde gran parte del mérito de haber acabado con la violencia revolucionaria que conmovió la vida de México durante diez dramáticos años.
Después de destacar como uno de los más hábiles estrategas en el campo de batalla, cuando ocupó la Presidencia del país se mostró como un político inteligente y enérgico, iniciando la institucionalización de las conquistas sociales postuladas por la Revolución y logrando importantes avances en política exterior.

Hijo de Francisco Obregón, un modesto agricultor, y de Cenobia Salido, desde muy pequeño se familiarizó con las faenas del campo, tareas que alternó con sus estudios primarios. Acabados éstos y ya adolescente, trabajó en una hacienda de Huatabampo durante unos años. Al cumplir los dieciocho de edad entró a trabajar en un ingenio de Novolato, en el Estado de Sinaloa, donde permaneció muy poco tiempo, antes de volver a los trabajos agrícolas.

Álvaro se mostró siempre como un muchacho trabajador e inteligente, dotado de una gran personalidad. En 1903, a los veintitrés años, casó con Refugio Urrea, y dos años más tarde adquirió un pequeño rancho a orillas del río Mayo. Los años siguientes fueron esforzados y también dolorosos, ya que su esposa, que le había dado dos hijos -Humberto y Refugio-, murió. Si bien Álvaro era un hombre hecho para el sacrificio, no lo era sin embargo para el dolor, y el 2 de marzo de 1910 contrajo nuevo matrimonio con María Tapia, una hermosa mujer que le daría siete hijos más.
Poco después de producirse el triunfo de la revolución maderista, Obregón fue elegido presidente municipal de Huatabampo y, en 1912, bajo el mando del general Agustín Sanginés, luchó contra el general Pascual Orozco, en Chihuahua, con el grado de teniente coronel. El agricultor había decidido canjear el arado por las armas.

Álvaro Obregón
Desde sus primeras acciones militares, Álvaro Obregón demostró gran talento como estratega, lo que le dio considerable prestigio dentro del ejército. Así, en febrero de 1913, al ocupar Victoriano Huerta el poder, tomó partido por José María Maytorena y, reconociendo como jefe de la Revolución a Venustiano Carranza, combatió en el bando constitucionalista. En una serie de eficaces golpes y planificadas batallas derrotó a los federales del norte del país, asegurando con ello un amplio territorio fronterizo con Estados Unidos.

Nombrado jefe del Cuerpo de Ejército del Noroeste, el ya general Obregón invadió Sinaloa y tomó Culiacán en noviembre de 1913. Después de un intensivo entrenamiento de sus tropas y de que se repararan las líneas ferroviarias, que le aseguraban el transporte para la nueva campaña, Obregón marchó hacia el sur, sitió Mazatlán y continuó su avance hacia Jalisco. Con una serie de sorprendentes movimientos tácticos infligió a los huertistas dos espectaculares derrotas en Orendáin y El Castillo y, poco después, tomó Guadalajara.

Tras firmar con Eduardo Iturbide, el 10 de agosto de 1914, los acuerdos de Teoloyucan, que establecían la entrada del Ejército Constitucionalista en la capital y las condiciones de rendición y disolución del Ejército Huertista, Obregón entró en Ciudad de México. Carranza ocupó la Presidencia, pero Pancho Villa y Emiliano Zapata lo rechazaron.

El general Obregón intentó en vano dialogar con Villa para resolver la conflictiva situación, pero el caudillo del norte logró apresarlo y estuvo, incluso, a punto de fusilarlo. Una vez concluida la convención de Aguascalientes, en octubre de 1914, y de que Pancho Villa y Emiliano Zapata entraran en la capital, Álvaro Obregón siguió a Carranza en calidad de jefe del Ejército de Operaciones.


John Pershing, Pancho Villa y Álvaro Obregón (1914)

Después de derrotar a las tropas de Emiliano Zapata entró nuevamente en México y, en un gesto que ejemplificaba su decisión de acabar con las insurrecciones, se dejó crecer la barba y anunció que no se la quitaría hasta no acabar definitivamente con Pancho Villa. Obregón cumplió con su promesa tras vencer a los villistas en cuatro importantes batallas que tuvieron lugar en 1915. Los dos enfrentamientos de Celaya, ocurridos en abril, la batalla de Silao y León, en la que perdió un brazo, entre el 1 y el 5 de junio, y la librada en las proximidades de Aguascalientes, entre el 6 y el 10 de julio, fueron todas modelos de planificación táctica y estratégica.

Pero más que su triunfo militar sobre las huestes del Centauro del Norte, lo que realmente consolidó la posición de Obregón y proyectó su figura como caudillo nacional fue la victoria política que obtuvo al decretar una ley de salarios mínimos en varios estados norteños.

Tras sus fulgurantes éxitos militares y la pacificación del norte del país, donde logró reducir el poderío de Pancho Villa a meras acciones guerrilleras, el general Obregón ocupó, entre marzo de 1916 y mayo de 1917, la Secretaría de Guerra y Marina. Durante ese año debió enfrentar una crisis con Estados Unidos, provocada por las incursiones de Villa en el territorio de ese país, sobre todo a raíz del asalto a la localidad norteamericana de Columbus. También en ese período fundó la Academia de Estado Mayor y la Escuela Médico Militar.

Con la sanción de la Constitución de 1917, Obregón consideró que la etapa militar de la Revolución había acabado y que la República ya contaba con un instrumento fundamental para su reorganización. Se retiró entonces a su hacienda de Navojoa. Durante algo más de un año, este hombre corpulento, de rostro redondo, frente despejada, bigote rotundo y mirada penetrante, dedicó su tiempo a las tareas agrícolas y a instrumentar los medios para obtener mejores beneficios de los productos del campo. Con tal fin creó en Navojoa la Agencia Comercial y la Liga Garbancera.

Pero Obregón seguía atento a lo que sucedía en el país y, al ver que las conquistas revolucionarias no sólo no se profundizaban sino que corrían peligro de ser destruidas por los conservadores, decidió aceptar su candidatura a la Presidencia de la República en las elecciones de 1920.

Aunque toda la clase dirigente conocía sus razones, el 1 de junio de 1919 las explicó al pueblo en un memorable manifiesto: "Muchos de los hombres de más alto relieve dentro del orden militar y del orden civil han desvirtuado completamente las tendencias del movimiento revolucionario, dedicando todas sus actividades a improvisar fortunas, alquilando plumas que los absuelvan falsamente en nombre de la opinión pública". Y entre esos hombres estaba aquel al que Obregón había defendido y ayudado a llegar a la Presidencia, Venustiano Carranza, y contra quien se rebeló por el Plan de Agua Prieta, el 23 de abril de 1920.

La voluntad de construir
Un mes más tarde del pronunciamiento de Agua Prieta, las tropas carrancistas fueron derrotadas y su caudillo asesinado en Tlaxcalantongo. En septiembre se celebraron las elecciones y el general Obregón obtuvo una rotunda victoria, que le permitió asumir la Presidencia para el período de 1920-1924.

La década de los años veinte estuvo marcada por la poderosa energía de Álvaro Obregón y de Plutarco Elías Calles, que se alternaron en el poder con la férrea voluntad de reconstruir el país. En el momento de la asunción de Obregón, México estaba agotado por diez años de revolución. Más de un millón de personas habían muerto, la producción agrícola era escasa en proporción a la potencialidad del país, los caminos, las vías férreas y las comunicaciones habían sido destrozadas, la deuda exterior era cuantiosa, la situación de campesinos y obreros seguía siendo lastimosa y el caos alcanzaba todos los estamentos administrativos.

Sin embargo, las producciones minera y petrolífera eran considerables y México podía afrontar con éxito su reconstrucción. "En estos momentos, nada es más importante que la paz social y la estabilidad política" dijo el general Obregón, coincidiendo con su gran aliado, Plutarco Elías Calles. De este modo, el presidente Álvaro Obregón se abocó, con el apoyo del ejército y en un clima de libertad de opinión, a una política radical que contribuyó a levantar el país sobre bases sólidas.

Una vez en la Presidencia, Obregón dio un decidido impulso a la reforma agraria expropiando latifundios y tierras mal cultivadas que repartió entre los campesinos; apoyó y subvencionó las organizaciones obreras como la CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana) y la CGT (Confederación General de Trabajadores); fundó el Banco único; restableció la Secretaría de Educación y construyó centenares de escuelas para consolidar la enseñanza pública; reparó y construyó miles de kilómetros de líneas férreas y telegráficas; redujo los efectivos del ejército; renegoció la deuda exterior y, no sin esfuerzos, consiguió el reconocimiento internacional, salvo el de Gran Bretaña.

Pero el gobierno de Obregón tuvo su punto conflictivo en la política anticlerical que Plutarco Elías Calles llevó desde la Secretaría de Educación, que provocó el trágico choque entre católicos y socialistas en Morelia -donde murieron cincuenta personas- y la expulsión de los delegados pontificios.

Al finalizar su mandato, Obregón se retiró a Sonora hasta 1927, cuando, a instancias de Calles, el Congreso modificó la Constitución para permitir su reelección. A pesar de las protestas, los atentados y una sublevación católica por esa decisión, Obregón aceptó el reto presentándose nuevamente a las elecciones del 1 de julio de 1928, en las que ganó por amplia mayoría.

Sin embargo, Obregón no llegaría a gobernar. Mientras comía con sus correligionarios en el restaurante La Bombilla, en villa de San Ángel, D.F. de México, un fanático católico, llamado José de León Toral, lo asesinó. De este modo violento acabó la vida del hombre que, después de diez años de guerra civil, había procurado dar paz y estabilidad a su patria.

Francisco I. Madero


(Francisco Ignacio Madero, llamado erróneamente Francisco Indalecio Madero; Parras, Coahuila, 1873 - México, 1913) Político de la revolución mexicana. Hijo de un terrateniente, Francisco Madero estudió en Francia y en Estados Unidos. Su preocupación por las condiciones de vida de las masas le hizo entrar en política, defendiendo ideas democráticas y de reforma social.

Francisco I. Madero
Su oposición contra la dictadura de Porfirio Díaz le llevó a la cárcel (1910); se evadió a Texas y allí organizó la Revolución mexicana de 1910. Derrotado el gobierno por las tropas de Pascual Orozco y deEmiliano Zapata, en 1911 se celebraron elecciones presidenciales, en las que triunfó Madero.

En sus quince meses de gobierno, Francisco Madero quiso reconciliar a la Revolución con los restos del antiguo régimen; pero la división del movimiento revolucionario puso fin a sus planes. Madero había establecido un régimen de libertades y de democracia parlamentaria; pero no había satisfecho las aspiraciones de cambio social que latían en las masas revolucionarias.
Zapata, Reyes y Orozco se sublevaron contra él; yVictoriano Huerta, comandante de las fuerzas que debían defender México, le traicionó, le depuso y le mandó asesinar alegando que había intentado escapar (1913). Quien no había conseguido en vida mantener unidos a los revolucionarios, se convirtió tras su muerte en un símbolo eficaz de la unidad de la Revolución contra el usurpador Huerta.

Adolfo de la Huerta


(Guaymas, 1881 - México, 1954) Político mexicano que fue presidente provisional de la República en 1920. Cursó estudios de contaduría y música y se implicó en la lucha contra el régimen de Porfirio Díaz. Fundó el Club Antirreeleccionista de Guaymas y, tras la caída de Porfirio Díaz en 1911, fue diputado local. Bajo la presidencia de Venustiano Carranza (1914-1920) fue oficial mayor de la Secretaría de Gobernación (1914), encargado del Despacho (1915), gobernador provisional del estado de Sonora (1916) y cónsul general en Nueva York (1918).

Adolfo de la Huerta
En 1919 fue nombrado gobernador de Sonora, cargo en el que permanecería hasta 1920. Las relaciones entre el gobierno de Carranza y el estado de Sonora fueron muy tensas. A mediados de 1919, el gobierno federal había dispuesto que las aguas del río Sonora fueran propiedad de la nación, pero Adolfo de la Huerta se opuso a esta decisión. Carranza envió a Sonora al general Manuel M. Diéguez con el pretexto de que las fuerzas del gobierno iban a combatir a los yaquis. Adolfo de la Huerta consideró esto una violación a la soberanía del estado y al pacto federal consagrado en la Constitución. En abril de 1920,Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta firmaron el Plan de Agua Prieta, manifiesto político concertado contra Carranza y en apoyo de Álvaro Obregón, por el que desconocían a Carranza como presidente.

Carranza se vio obligado entonces a trasladar su gobierno a Veracruz. Sin ninguna organización, abandonó la Ciudad de México mientras la ocupaban los obregonistas. En el camino, la comitiva presidencial tuvo que bajar del ferrocarril y seguir a pie, puesto que las tropas enemigas les impedían el paso. En un lugar de la sierra, Tlaxcalantongo, Carranza fue asesinado en una emboscada. El Congreso de la Unión declaró presidente provisional a Adolfo de la Huerta, quien debía terminar el período presidencial y convocar a elecciones.

El gobierno de Adolfo de la Huerta fue de transición, y hubo de someter algunas rebeliones que surgieron en varios estados. Pancho Villa le comunicó al presidente su decisión de rendirse; después de los tratados de Sabinas, que pusieron fin al levantamiento villista, el gobierno le otorgó la hacienda el Canutillo. En este lugar, los villistas se organizaron en comunidad, construyeron escuelas y tiendas, y se distribuyeron las ganancias de manera equitativa. Villa fue asesinado en una emboscada (organizada por Calles y Obregón) el 20 de julio de 1923. Se presume que la acción obedeció a la simpatía de Villa por Adolfo de la Huerta, quien aspiraba a continuar en el poder. Félix Díaz también se rindió durante el gobierno de Adolfo de la Huerta, y abandonó el país en octubre de 1920. Las elecciones dieron el triunfo a Obregón, que juró como presidente constitucional el 1 de diciembre de 1920.
Durante el mandato de Obregón, Adolfo de la Huerta fue ministro de Hacienda, cargo que abandonó en 1923 para postularse como candidato a la presidencia. Distanciado del presidente Obregón, se levantó en armas en la llamada rebelión de la huertista y, tras resultar derrotado, se exilió en Los Ángeles. Muchos años después, en 1936, regresó a México y ocupó diversos cargos oficiales.

Victoriano Huerta



(Colotlán, Jalisco, 1854 - El Paso, EE UU, 1916) Militar y político mexicano, presidente de México entre 1913 y 1914. Era de ascendencia india, lo cual no fue un obstáculo para que fuese admitido en el Colegio Militar de Chapultepec, de donde salió, en 1876, con el grado de teniente.

Los primeros peldaños militares los escaló en la Comisión de Cartografía Mexicana, en cuyo servicio empleó más de ocho años de su vida. Pero los entresijos de la vida política, las fidelidades y las traiciones los fue asimilando, a lo largo de los diez años siguientes, en los distintos puestos que ocupó en el seno del Estado Mayor durante la última parte del mandato de Porfirio Díaz.

A las órdenes del general Ignacio A. Bravo, Huerta (cuya afición por la bebida era desmesurada, al decir de sus historiadores) participó primero en la represión de las rebeliones de los indios mayas, en la península de Yucatán, en 1903, y posteriormente, durante varios años, en el sometimiento de los indios yaquis del Estado de Sonora.

En 1910 asumió directamente el mando de la represión de los zapatistas en Morelos y Guerrero. La mezcla de violencia, brutalidad y traiciones con que se empleó en las campañas contra los indígenas dan la medida del talante autoritario y mezquino del futuro presidente usurpador de México, dado que por sus venas corría sangre india. Como recompensa por los servicios prestados fue ascendido al rango de brigadier general.

La crisis del porfiriato, tocado de muerte en la campaña antirreeleccionista de Madero, lo llevó a participar en una conspiración contra el régimen, no sin antes solicitar la baja del ejército, aunque ésta le fue denegada, y, gracias a su pragmatismo, se convirtió en pieza clave de la comisión que había de acompañar al dictador Díaz al destierro.

Durante la interinidad de León De la Barra y hasta el nombramiento del presidente Francisco I. Madero, Huerta se dedicó a combatir con saña y tenacidad a los seguidores de Emiliano Zapata que defendían los principios del Plan de Ayala, por el que se debían devolver a los indígenas las tierras que les habían sido arrebatadas durante el "porfiriato".

Tras ocupar Francisco Madero la Presidencia de la República en noviembre de 1911, el general Huerta decidió abandonar la milicia, pero posteriormente fue convencido para continuar la lucha contra los revolucionarios orozquistas y zapatistas. Poco después de que el levantamiento de Pascual Orozcofuera derrotado, por sus conexiones reaccionarias y por el bloqueo en el suministro de armas con destino a los antimaderistas impuesto por el gobierno norteamericano, el general Huerta y el ejército se convirtieron en la base principal de la continuidad de la presidencia de Madero.

En Torreón formó la División del Norte y estuvo a punto de fusilar a Pancho Villa, derrotando a los orozquistas en Conejos, Rellano, La Cruz y Bachimba. En septiembre, Madero lo nombra secretario de Guerra en la capital de la República y consigue derrotar una nueva rebelión.

Sin embargo, el 9 de febrero de 1913 estalló una segunda sublevación dirigida por los generales Reyes y Mondragón, que había de cambiar definitivamente el destino de México. Tras asaltar la Penitenciaría y liberar al general Félix Díaz, Huerta, que había fingido estar a favor de la presidencia legal de Madero, fue nombrado por éste Comandante Militar de Ciudad de México, en sustitución del general Lauro Villar, muerto en los combates de la Decena Trágica.
Pero Huerta preparaba desde esta posición la traición que le ha hecho pasar a la historia. Tras reunirse en secreto contra los conspiradores primero y con el embajador de Estados Unidos Henry Lane Wilson después (convertido el embajador norteamericano en artífice siniestro del llamado Pacto de la Ciudadela o de la Embajada, como de las dos maneras se le conoce), Huerta diseñó un plan para impedir que llegaran los refuerzos de Felipe Ángeles a la capital y dio un golpe de Estado.

Victoriano Huerta y el embajador norteamericano
So pretexto de darles protección, detuvo a Madero y a su vicepresidente, Pino Suárez, a los que convenció para que renunciaran a sus cargos a cambio de garantizarles la salida indemnes de la capital. Una vez que sus dimisiones fueron conocidas por los componentes del Congreso, éstos nombraron presidente interino a Pedro Lascuráin, cuyo mandato duró escasamente 45 minutos, los necesarios para renunciar a fin de que asumiera la presidencia "constitucional" el general Huerta.
A partir de ese momento, los días de Madero y Pino Suárez estaban contados. Cuatro días más tarde, el 22 de febrero, los sicarios de Huerta se apoderaron de ambos políticos y, no lejos del presidio del Distrito Federal, los cosieron a balazos. Para justificar su muerte, se dio una versión "oficial" de la ley de fugas, asegurando que ambos políticos habían muerto a consecuencia de los disparos cruzados entre las fuerzas que les custodiaban y unos desconocidos que intentaban liberarles.

Huerta se deshizo poco a poco de sus principales rivales, dividió a la oposición y se enfrentó a la Cámara de Diputados, acabando por instaurar en la República un régimen militarista sangriento que, si bien contó en sus inicios presidenciales con el apoyo de gran parte de las clases medias, se encontró cada vez más aislado a medida que el constitucionalismo fue obteniendo sucesivas victorias militares.
Su política, basada en perpetuarse en el poder a cualquier precio, estuvo llena de desaciertos y, tras prescindir de uno de los políticos en los que se apoyó, el general Félix Díaz, y disolver el Congreso, se creó nuevos rivales con actos como las "levas" de pacíficos ciudadanos para nutrir su ejército como carne de cañón, los asesinatos de diputados como Rendón, Domínguez y Gurrón o de profesionales, propietarios y empleados públicos.

Pero su mayor error fue el atacar los intereses norteamericanos al decidirse por las ofertas de los británicos en cuestiones relacionadas con las concesiones petroleras. El nuevo presidente demócrata norteamericano, Woodrow Wilson, optó entonces por retirar el apoyo a los huertistas y decantarse abiertamente por los revolucionarios constitucionalistas. Tras la ocupación de Veracruz por los "marines" norteamericanos y la derrota de los federales de Huerta en Zacatecas a manos de los villistas, el presidente entregó la renuncia a su cargo en la persona del licenciado Francisco S. Carvajal e inició su exilio, que lo llevó primero Londres y luego a España.

Los plenipotenciarios alemanes Franz von Rintelen y Franz von Papen le ofrecieron todo tipo de ayuda económica y bélica para que regresara a México y (aprovechando las disensiones internas del constitucionalismo) se hiciera de nuevo con el poder, a cambio de que declarara la guerra a Estados Unidos. Se embarcó en Cádiz rumbo a Nueva York, siendo detenido, junto a Pascual Orozco, en la estación ferroviaria de Newman, en Nuevo México, acusado de conspirar en favor de Alemania violando la neutralidad.

Por su delicado estado de salud, se le dejó libre en una finca que poseía en El Paso (Texas) pero, tras la fuga de Orozco, Huerta fue internado en la cárcel militar de Fort Bliss, donde falleció víctima de una cirrosis hepática el 13 de enero de 1916.

La figura de Victoriano Huerta no puede fácilmente separarse de las páginas más negras del gran vendaval revolucionario que agitó durante los primeros treinta años de este siglo el México moderno. Huerta ha pasado a la historia como el artífice de la gran traición que acabara con la vida y las esperanzas que había suscitado el programa modernizador de Madero.

Su gran astucia estratégica, su capacidad para golpear en el momento oportuno, aparentando lealtad hacia el nuevo poder constituido para reducirlo, asestándole el golpe de gracia mediante el asesinato político sin escrúpulos, para instaurar a continuación una dictadura sangrienta pero vestida con los oropeles de una legalidad institucional para consumo externo, lo han convertido en la imagen del militar ambicioso, alcohólico y sin escrúpulos, capaz de sacrificar el país en aras de sus intereses mezquinos.

Martín Luis Guzmán


(Chihuahua, 1887 - ciudad de México, 1977) Novelista mexicano considerado uno de los mayores exponentes de la Novela de la Revolución, y uno de los principales autores realistas de las letras de su país. Tras estudiar en la Universidad Nacional se unió a la gesta revolucionaria iniciada en 1910 y sirvió como coronel en las fuerzas de Pancho Villa. En 1914, a raíz del golpe de estado de Victoriano Huerta, tuvo que exiliarse en Madrid y Nueva York. Sus experiencias de esa época fueron recuperadas en lasCrónicas de mi destierro (1963). En el exilio escribió un relevante libro de memorias, El águila y la serpiente(1928), valioso por la agudeza y profundidad con la que describe las personalidades de quienes dieron forma a la transformación nacional.

La personalidad y la obra de Martín Luis Guzmán pueden perfilarse en tres aspectos esenciales: político liberal, periodista de combate y novelista de fondo histórico. En el primer aspecto, el maderista primero y villista después, siente inclinaciones y simpatías hacia el comunismo, que se advierten claramente en los comienzos de la segunda Guerra Mundial y persiste en dicha actitud durante algún tiempo hasta que se convence de la incompatibilidad de tales inclinaciones con su sentido liberal, y rompe la trayectoria para levantar con decisión la bandera liberal de la Revolución mexicana: en este aspecto prestó grandes servicios a los últimos gobiernos de su país, especialmente al frente de la concisión organizadora de los libros de texto gratuitos para las escuelas primarias.
Como periodista, fundó a los catorce años el periódico quincenal La Juventud en Veracruz, dirigió en Nueva York El Gráfico en 1917, fundó en su país El Mundo en 1922, escribió en El Sol y La Voz de Madrid, colaboró en El Heraldo de México y en El Universal, y por fin, fundó en 1942, y dirigió, el semanario Tiempo, una de las mejores revistas politicoliterarias de América.

Su personalidad de novelista lo coloca en los primeros rangos literarios de su país. Su producción fue muy amplia y le ha valido el Premio Nacional de Literatura y el premio literario "Manuel Ávila Camacho". El fondo histórico preside toda su labor novelística. En 1929 apareció La sombra del caudillo, considerada una pieza clave para la narrativa mexicana moderna. Esta novela denunciaba la corrupción emanada de la gesta revolucionaria y las misteriosas circunstancias de la muerte de Francisco Serrano, opositor al presidente Álvaro Obregón, que buscaba la reelección en 1928.

En 1940 apareció el volumen Memorias de Pancho Villa, libro ejemplar por la manera metódica, inteligente y no por ello menos inspirada, de abordar a una personalidad histórica. A ese cuadro se suman obras menores, como Mina, el mozo, héroe de Navarra(1932) y Muertes históricas. Tránsito sereno de Porfirio Díaz. Ineluctable fin de Venustiano Carranza (1958).

En todos esos volúmenes destaca un profundo conocimiento del lenguaje de México y un singular talento para entregar al lector personajes vivos, enriquecidos con puntos de vista personales y reflexiones profundas sobre su condición histórica. Conciencia moral de todo un siglo, se mantuvo activo hasta el fin de sus días como colaborador habitual de diarios y revistas, mientras ocupaba cargos oficiales.

Ricardo Flores Magón


(San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, 1873 - Leavenworth, Kansas, 1922) Político y periodista mexicano al que se considera precursor de la Revolución Mexicana. Su figura ha quedado como la de uno de los luchadores más íntegros y consecuentes con la causa de los trabajadores durante los tiempos de la Revolución. Infatigable e insobornable, su pensamiento y su lucha inspiraron muchas de las conquistas obreras y algunos derechos que quedarían recogidos en la constitución mexicana.

Ricardo Flores Magón y su hermano Enrique
Hijo de padres indios, Ricardo Flores Magón cursó estudios de derecho en la Universidad de México. En 1892 fue detenido junto a su hermano Jesús durante una protesta estudiantil contra la dictadura de Porfirio Díaz. Tras colaborar en el efímero diario El Demócrata, fundó con su hermano el periódico Regeneración, cuyo primer número apareció el 7 de agosto de 1900 y desde cuyas páginas se fustigó permanentemente el porfiriato.

Hostigado por el gobierno, hubo de exiliarse en 1904 a Estados Unidos. En la ciudad de Saint Louis (Missouri), fundó en 1906 el Partido Liberal Mexicano, de ideología socialista, reivindicando un programa revolucionario de intervencionismo estatal. Exigió la jornada de ocho horas, el descanso dominical y el reparto de tierras a los campesinos, con lo que sus ideas repercutieron sobre el movimiento obrero mexicano. Cada vez más cercano al socialismo anarquista, su partido estuvo detrás de las huelgas de la localidad minera sonorense de Cananea y de la zona industrial veracruzana de Río Blanco (1906-1907), violentamente reprimidas por el régimen de Díaz.

Tras el estallido en 1910 de la revolución que obligaría a renunciar a Porfirio Díaz, en 1911 promovió con su hermano Enrique la insurrección de Baja California. Llegaron a tomar las ciudades de Mexicali y Tijuana e intentaron, sin éxito, fundar una república socialista. Carentes de ayuda, fueron derrotados por las tropas gubernamentales y hubieron de retroceder a Estados Unidos. Convencidos de que los gobiernos eran los culpables de la situación de opresión que padecía la clase obrera, continuaron combatiendo a los gobernantes que, durante el periodo convulso de la Revolución Mexicana, sucedieron a Díaz: Francisco I. Madero y Venustiano Carranza.

El presidente Francisco Madero buscó su ayuda, pero Flores se negó a colaborar con la revolución burguesa. Muchas de sus reivindicaciones fueron admitidas en el Congreso de Querétaro (1917). En 1918 redactó un manifiesto dirigido a los anarquistas de todo el mundo, hecho por el que fue condenado a veinte años de prisión por las autoridades estadounidenses. Tras sufrir un régimen carcelario cruel y despiadado, murió casi ciego el 20 de noviembre de 1922, en la penitenciaría de Leavenworth (Kansas).


Plutarco Elías Calles


(Guaymas, Sonora, 1877 - Ciudad de México, 1945) Militar y político mexicano, presidente de la República entre 1924 y 1928. Su importancia en la política mexicana, sin embargo, se prolonga más allá de su mandato: promovió el acceso a la presidencia de su predecesor, Álvaro Obregón (1920-1924), permitió la reforma constitucional que posibilitó la reelección de Obregón e influyó en sus sucesores, hasta el punto de que el periodo 1928-1936 es conocido como "maximato" por la sumisión de los presidentes a la figura de Calles, apodado el "jefe máximo".

Plutarco Elías Calles
Maestro de escuela en el estado de Sonora, en 1912 abandonó su labor docente para ingresar en el ejército revolucionario del general Álvaro Obregóncomo capitán. Luchó contra el movimiento orozquista y, un año más tarde, participó con las tropas de Obregón en el derrocamiento del presidente Victoriano Huerta. En 1915 alcanzó el grado de coronel por sus destacadas actuaciones militares en la lucha contra Pancho Villa. Ese mismo año, el presidente Venustiano Carranza lo nombró gobernador de Sonora, cargo que fue para él una excelente escuela política. Durante su segundo mandato como gobernador de Sonora (a partir de 1917), promulgó una nueva Constitución para el Estado y diversas leyes agrarias y laborales de marcado corte social.

En 1919 Carranza lo nombró secretario de Comercio y Trabajo, si bien no duró mucho en el cargo; Calles dimitió y apoyó el Plan de Agua Prieta con el que Obregón destituyó a Carranza de la presidencia. Tras el asesinato de Carranza, Obregón obtuvo la victoria en las elecciones; el nuevo presidente nombró a Calles secretario de Gobernación, cargo que desempeñó durante tres años (1920-23). Calles se convirtió en el colaborador más estrecho del presidente y en su virtual sucesor. Después del fracaso de la rebelión de los seguidores de Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles fue elegido presidente para el período comprendido entre los años 1924 y 1928.

La presidencia de Calles se caracterizó por la consolidación y profundización de la revolución mexicana de 1910: reforma agraria, extensión de la enseñanza, construcción de obras públicas, reorganización del ejército… Su política anticlerical le enfrentó violentamente con la Iglesia católica («revolución cristera» de 1925-26). También mantuvo un áspero conflicto con Estados Unidos a raíz de sus pretensiones de nacionalizar el petróleo y las propiedades territoriales como preveía la Constitución aprobada en 1917; finalmente, Calles hubo de ceder, autorizando la penetración en México de los intereses económicos norteamericanos (1927). Pese a todo, y por sus numerosas realizaciones e instituciones que fundó, se el considera el creador del México moderno.

Calles continuó en la vida política después de dejar la Presidencia, fundando el Partido Nacional Revolucionario (1929) e influyendo en los presidentes que le sucedieron: Emilio Portes (1928-30), Pascual Ortiz (1930-32) y Abelardo Rodríguez (1932-34). Como ministro de Hacienda decretó el abandono del patrón oro en 1931. Paulatinamente se fue acercando a posiciones más conservadoras, desde las que criticó la tendencia izquierdista adoptada por la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-40). Esto le obligó a dejar el país y exiliarse en California (1936); regresó a México en 1941, pero ya no intervino más en la política nacional.

Porfirio Díaz


(José de la Cruz Porfirio Díaz Mori; Oaxaca, 1830 - París, 1915) Militar y estadista mexicano que fue presidente de México. En 1845 comenzó sus estudios en el Seminario y posteriormente trabajó como profesor en el Instituto, como armero y como carpintero. Fue discípulo del liberal Benito Juárez, futuro presidente, quien impartía Derecho Civil en el Instituto de Ciencias.

Cuando esta institución se clausuró por orden del presidente Santa Anna en 1854, Díaz inició su carrera política. En 1858 luchó contra los conservadores en la Guerra de la Reforma y tras ascender a general en 1861, luchó contra la intervención francesa. Fue jefe de brigada en Acultzingo en abril de 1862, participó en la batalla de Cinco de Mayo al lado de Ignacio Zaragoza, y en 1863 tomó parte en la defensa de Puebla.

En esta misma localidad protagonizó poco después una brillante acción militar, cuando realizó un asalto sangriento y rápido contra sus enemigos de esta ciudad, que se refugiaron en los cerros de Loreto y Guadalupe. Sin perder tiempo, avanzó hacia la Capital de la República y la tomó el 2 de abril de 1867, hecho que fue de gran trascendencia militar pues adelantó la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de Juárez.

Porfirio Díaz
Designado candidato a la presidencia por el Partido Progresista, fue derrotado por Juárez y a la muerte de éste, en 1872, se sublevó contra el sucesor Lerdo de Tejada. En noviembre del año anterior había lanzado el llamado "Plan de la Noria", en el que se pronunciaba contra el reeleccionismo y el poder personal y, a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral. Por fin, en 1876 consiguió expulsar a Lerdo, y accedió a la Presidencia. En 1880 la Cámara lo declaró Presidente Constitucional.
Posteriormente, se hizo reelegir; tomó posesión del cargo de nuevo el 1 de diciembre de 1884, y tres años más tarde publicó una enmienda, que fue aprobada por el Congreso, al artículo 78 de la Constitución, la cual le acreditaba para una nueva reelección; en 1890 publicó una nueva reforma al anterior artículo para hacer posible la reelección indefinida, todo lo cual le permitió permanecer en el poder hasta 1910. Antes de “perfeccionar” este sistema ordenó la eliminación de todos los adversarios políticos posibles, y la prensa fue sometida o perseguida cuando intentaba mantenerse independiente. El pueblo mexicano estaba hastiado del desorden y la guerra, y Díaz se propuso imponer la paz a cualquier coste, pero México no contaba con fondos ni tenía capacidad crediticia porque no había pagado sus deudas con puntualidad, así que había que atraer capital extranjero; el problema era que nadie invertiría en México si no había estabilidad y paz.

Con una política de mano dura, Porfirio Díaz trató de eliminar las diferencias de opiniones sobre asuntos de política, y se dedicó a mejorar el funcionamiento del gobierno. "Poca política y mucha administración" era el lema de ese tiempo. La paz no fue total, pero Díaz consiguió mantener el orden mediante el uso de la fuerza pública. Policías y soldados persiguieron lo mismo a los bandoleros que a los opositores. Con una política de orden, aumentó la demanda de trabajo y se hizo posible el desarrollo económico, pues el país contaba con recursos y los empresarios podían obtener buenas ganancias.

Sin embargo, con el paso del tiempo se hizo evidente que la prosperidad era sólo para unos pocos, creció el descontento por la miseria en que vivía la mayoría de la gente y grandes sectores sociales tomaron conciencia de que Díaz llevaba demasiado tiempo en el poder. Cada vez fue más difícil mantener el orden. En los últimos años del Porfiriato se vivía en un clima de represión, en el cual la fuerza de las armas se utilizó con violencia creciente. De ello dan muestra la torpeza con que se negociaron y la dureza con que se reprimieron las huelgas de Cananea (1906), en Sonora, y de Río Blanco (1907) en Veracruz, así como la manera en que se persiguió a los periodistas que criticaban al régimen y a cualquiera que manifestara una opinión que no fuera la oficial.
Durante el largo tiempo en que gobernó Díaz se realizaron obras importantes en varios puertos, y se tendieron 20.000 kilómetros de vías férreas. Las líneas de ferrocarril se trazaron hacia los puertos más importantes y hacia la frontera con los Estados Unidos de América para facilitar el intercambio comercial. También sirvieron para facilitar la circulación de productos entre distintas regiones de México, y como medio de control político y militar. El correo y los telégrafos se extendieron por buena parte del territorio nacional. Se fundaron algunos bancos, se organizaron las finanzas del gobierno, se regularizó el cobro de impuestos y, poco a poco, se fueron pagando las deudas. La agricultura progresó espectacularmente en Yucatán, en Morelos y en La Laguna, con vastas producciones de henequén, caña de azúcar y algodón.

México tuvo un crecimiento económico nunca visto, pero, como poca gente tenía dinero para invertir o podía conseguirlo prestado, el desarrollo sólo favoreció a unos cuantos mexicanos y a los extranjeros. La desigualdad entre los muy ricos, que eran muy pocos, y los muy pobres, que eran muchísimos, abrió una profunda brecha en la sociedad mexicana. Se formaron enormes latifundios, los indígenas perdieron muchas tierras, y la mayor parte de los habitantes del campo tuvieron que ocuparse como peones en las haciendas.

Con todo, se hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública, lo que permitió que se educaran más niños; cada vez más mexicanos pudieron seguir estudios superiores y se empezó a formar en todo el país una clase media de profesionales y empleados públicos. Se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México, se multiplicaron los caminos, puentes, edificios y escuelas, los teatros presentaban compañías y actores europeos, y se extendió el cinematógrafo. La vida intelectual tuvo hitos importantes. Un grupo de historiadores publicó “México a través de los siglos” y otro “México y su evolución social”. Justo Sierra inauguró la Universidad Nacional. José María Velasco plasmó en cuadros maravillosos el esplendor del paisaje mexicano; Saturnino Herrán pintó una impresionante serie de cuadros con gente del pueblo y con alegorías a la mexicanidad y José Guadalupe logró vigorosos grabados con escenas de la vida diaria.

En 1908, Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a una nueva generación que quería participar en la vida política del país. Surgieron así varios partidos políticos, y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país y la solución de sus problemas. Uno de esos hombres fue Francisco I. Madero. Había estudiado y viajado fuera de México, pues venía de una familia de hacendados y empresarios, y no tenía dificultades económicas. Fundó el partido Antirreeleccionista, del que se postuló candidato. Después se dedicó a viajar por todo el país, para explicar sus ideas políticas. Desde el tiempo en que Juárez había recorrido el país esto no sucedía. Madero se hizo muy popular y despertó grandes esperanzas de cambio.
Pero el éxito de su campaña lo convirtió en un peligro para el gobierno de Díaz, y poco antes de las elecciones de 1910 fue detenido en Monterrey y encarcelado en San Luis Potosí. Allí recibió la noticia de que Díaz había vuelto a reelegirse. Mediante el pago de una fianza salió de la cárcel, aunque debía permanecer en la ciudad. Sin embargo, a principios de octubre Madero escapó a los Estados Unidos de América, donde publicó el Plan de San Luis Potosí.

En ese documento, Madero denunció la ilegalidad de las elecciones y desconoció a Porfirio Díaz como presidente. Se declaró él mismo presidente provisional, hasta que se realizaran nuevas elecciones; prometió que se devolverían las tierras a quienes hubieran sido despojados de ellas; pidió que se defendiera el sufragio efectivo y la no reelección de los presidentes. También hizo un llamamiento al pueblo para que se levantara en armas el 20 de noviembre de 1910, y arrojara del poder al dictador.
El ejército de Porfirio Díaz, que había mantenido la paz durante treinta años, parecía muy fuerte, pero en realidad era débil frente al descontento general. En sólo seis meses las fuerzas maderistas triunfaron sobre las del viejo dictador. La acción definitiva fue la toma de ciudad Juárez, por Orozco y Villa. En esa misma ciudad, en mayo de 1911, se firmó la paz entre el gobierno de Díaz y los maderistas. Porfirio Díaz renunció a la presidencia y salió del país rumbo a Francia, donde murió en 1915.

Venustiano Carranza


Revolucionario mexicano y presidente de la República (Cuatro Ciénegas, Coahuila, 1859 - Tlaxcalaltongo, Puebla, 1921). En 1887 Venustiano Carranza contrajo matrimonio con Virginia Salinas y participó activamente en la política local, alcanzando paulatinamente los cargos de presidente municipal de Cuatro Ciénegas, diputado local, senador y gobernador de Coahuila.

Venustiano Carranza
Al estallar la Revolución se adhirió al maderismo. Cuando en 1911, Francisco Madero ocupó la Presidencia interinamente, Carranza fue designado ministro de Guerra y Marina. En ese mismo año de nuevo fue nombrado gobernador de su Estado natal, hasta que en 1913, con el asesinato de Madero, proclamó el Plan de Guadalupe en el que no reconocía al gobierno usurpador de Victoriano Huerta y se nombraba Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Su bandera política era la obediencia a la Constitución y la restauración del orden alterado. En su lucha contra el huertismo, Carranza tuvo ayuda, desde el norte, de Álvaro Obregón, Pablo González y Francisco Villa, mientras que, en el sur, Emiliano Zapata iniciaba una lucha independiente.
En 1914, los Estados Unidos invadieron México, por lo que Carranza estableció acuerdos con los estadounidenses para evitar la intromisión en la política interna mexicana. En julio de ese año, Huerta renunció a la Presidencia y Carranza entró victorioso en la ciudad de México. Sin embargo, pronto surgieron las diferencias entre él y los demás jefes revolucionarios. Para intentar paliarlas se convocó a todos a una Soberana Convención Revolucionaria, en Aguascalientes, en la que se abrieron brechas irreconciliables y se declararon la guerra.

La autoridad de Carranza como Primer Jefe fue cuestionada, por lo que se retiró a Veracruz en donde estableció su gobierno y planeó la ofensiva en contra de Zapata y Villa. Expidió disposiciones agrarias, fiscales, laborales, judiciales y en materia de recursos petrolíferos y mineros. Instituyó el municipio libre, legalizó el divorcio, estableció la jornada máxima de trabajo y el salario mínimo.
En 1915 Obregón derrotó al villismo; Venustiano Carranza regresó a la capital del país, convocó un Congreso Constituyente que elaboró la nueva Constitución de 1917 y le eligió como presidente constitucional. Su gestión se caracterizó por la pacificación del país. En 1920, los generales sonorenses Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta no reconocieron, mediante el Plan de Agua Prieta, la autoridad presidencial. Carranza se sintió amenazado y decidió trasladar el gobierno a Veracruz, pero fue emboscado en Tlaxcalaltongo, Puebla, y asesinado.